Los audífonos son instrumentos electrónicos de gran nivel tecnológico, que
funcionan por la amplificación de la señal acústica mediante la electricidad
que facilita las pilas. Por esta razón, es conveniente, primero cuidar que la pila
sea la correcta y que tenga carga suficiente, por lo que si el sonido es
insuficiente, se debería sustituir.
La higiene de los audífonos, consiste en tenerlos limpios, especialmente
del cerumen que de forma natural producen los oídos. El molde que es la pieza
que está en contacto con el oído es el que tendremos que limpiar.
Cada la noche al retirar el audífono, es conveniente pasar una gasa, o paño
suave y seco, sin utilizar aceites ni productos químicos que después entrarían
en contacto con la piel interna del oído. Asimismo es muy recomendable el uso
de deshumidificadores que alargan la vida de los audífonos al preservarlos de
la humedad que fomenta la existencia de bacterias.
Una vez a la semana, el molde se tiene que lavar separando el molde y la manguera
o tubo del codo del audífono tirando con cuidado.
El lavado se puede hacer perfectamente con agua templada y jabón de manos.
Los recodos se pueden dejar limpiar utilizando un cepillo de dientes viejo. Es
imprescindible, después enjuagar y aclarar con abundante agua. La noche servirá para dejar secar el molde,
al que no le conviene que apliquemos fuentes de calor como los secadores o
calentadores. A la mañana siguiente, conectaríamos
la manguera con el audífono.
Lo que nunca deberíamos
hacer es mojar los audífonos, ya que como instrumentos electrónicos los
estropearíamos.
Tampoco debemos sacar la
manguera del molde ya que no podremos ponerla de nuevo y deberemos acudir a un
técnico profesional.
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