delfines

domingo, 6 de marzo de 2016

¿Cómo oímos?



El oído conforma los órganos de equilibrio y audición. Es un órgano del cuerpo humano muy sensible y avanzado. Su principal del oído es detectar y convertir los sonidos en impulsos eléctricos que lleguen al cerebro, el cual se encarga de interpretarlos como sonido. Otra función muy importante del oído es la de mantener el sentido del equilibrio.

Es un órgano que se encuentra superdesarrollado principalmente en mamíferos inferiores terrestres y acuáticos, tal es el caso de los félidos y los grandes cetáceos en donde, gracias a su evolución fisioanatómica, se han hiperdesarrollado mecanorreceptocitos especializados en destacar el sentido de equilibrio y audición en perfecta armonía. En el caso del ser humano esta evolución no está tan desarrollada La mejor forma de describir el funcionamiento del oído es mostrando la ruta que siguen las ondas sonoras en su trayectoria a través de este órgano.

Las ondas sonoras viajan desde el oído externo y a través del conducto auditivo, haciendo que el tímpano vibre. A su vez, ésto hace que los tres huesecillos, conocidos como martillo, yunque y estribo del oído medio se muevan. Estas vibraciones pasan a través del fluido, linfa, de la cóclea del oído interno estimulando miles de pequeñas células ciliadas. Como resultado estas vibraciones se trasforman en impulsos eléctricos que el cerebro percibe como sonido.

En el trayecto del paso del sonido por el oído externo, medio e interno se pueden presentar los problemas de audición.


El oído se divide en tres partes principales: oído externo, oído medio y oído interno.

Oír peor



La pérdida de audición es un fenómeno cada vez más extendido. Se calcula que afecta aproximadamente a un 8% de la población.

En la mayor parte de los casos, la pérdida auditiva gradual se debe a la evolución natural de nuestro sistema auditivo. Al igual que la vista, la capacidad auditiva tiende a disminuir conforme pasan los años. Este fenómeno se llama “presbiacusia” y nos afecta a todos e diversos grados.

La presbiacusia empieza a manifestarse entre los 20 y los 30 años, pero, sobre todo, es después de los 50 años cuando puede llegar a ser socialmente perjudicial.

La comprensión de las palabras es menos precisa, ya que los sonidos agudos son más difíciles de percibir. Este deterioro auditivo puede, a veces, ir acompañado de zumbidos o silbidos en el oído.

Una deficiencia auditiva puede producirse también a raíz de una exposición prolongada al ruido, traumatismos craneales, ruidos fuertes, efectos secundarios de algunos medicamentos y ciertas enfermedades que pueden perjudicar, dentro de su desarrollo, al sistema auditivo.

¿Qué soluciones existen?
Sea cual sea la causa de la pérdida de audición, lo que importa, ante todo, es saberla detectar y tratar con rapidez. Porque una mala audición no es irremediable, Existen diversas soluciones:
a)    La solución quirúrgica, correspondiente a los médicos especializados otorrinolaringólogos, cuando se trata de otospongiosis, perforación del tímpano, otitis, etc.

b)    La utilización de una ayuda auditiva, es la mejor solución para muchas de las personas con deterioro auditivo.

El sistema de comunicación de los delfines



 

Los humanos no somos la única especie capaz de comunicarnos con nuestros semejantes por medio de un lenguaje sonoro, los delfines utilizan un sofisticado sistema de comunicación.
Las investigaciones más serias sobre estos otros lenguajes comenzaron en 1.950 con el neurofisiólogo estadounidense John C. Lilly en las Islas Vírgenes. Lilly llegó a la conclusión de que los delfines poseen dos sistemas de comunicación: el primero propiamente verbal, mediante la emisión de unos silbidos a través de sus espiráculos nasales. Este tiene lugar casi siempre en el agua, aunque en presencia de seres humanos pueden emitir sonidos a través del aire. El otro se basa en una serie de chasquidos que configuran un sistema de comunicación semejante al radar o sonar de un barco.
El delfín junto con otros cetáceos pueden determinar no sólo la distancia y el rumbo, sino también el tamaño, la forma, la textura y la densidad de los objetos. Una sola sucesión de ecos produce una compleja imagen mental de un objeto, pudiendo identificar objetos incluso a oscuras.
Existen al menos cuatro tipos de información en el eco: la dirección de la cual procede, el cambio de frecuencia, la amplitud del sonido y el tiempo transcurrido entre la emisión y el retorno. Mientras el delfín explora, determina la dirección que siguen los ecos que regresan y, de este modo, la orientación del objeto que desea examinar. Los cambios de frecuencia hablan de su tamaño y su forma. La amplitud del sonido y el tiempo transcurrido dan indicios sobre la distancia.
Las frecuencias bajas tienen largo alcance pero no son direccionales, sin embargo los ecos de alta frecuencia sirven para corto alcance pero alta definición.
A diferencia del sonido de alta frecuencia, es probable que las vibraciones de baja frecuencia se reciban primero en el oído interno. Para poder recibir e interpretar todos estos ecos, el cerebro del delfín tiene un lóbulo auditivo mucho más grande que nuestro cerebro.

El lenguaje
La capacidad para expresarse oralmente aparece en los animales cuando el cerebro alcanza entre 700 y 800 gramos. El cerebro ha de tener también un tamaño que le permita absorber, almacenar y recordar todos los elementos del lenguaje y una capacidad ordenadora para elaborar significados a partir de la experiencia y transformarlos en sonidos.

Los primates poseen un cerebro de entre 350 y 400 gramos, sin embargo, el cerebro del delfín puede llegar hasta los seis kilos. Y lo que es más importante, en estos cerebros se ha detectado la existencia de zonas silenciosas en la corteza cerebral que no aparecen en ningún otro animal a excepción del hombre. Estos animales también han desarrollado extraordinariamente esta capa, donde reside el intelecto o la razón, colocándolos, al menos en teoría, muy por encima del resto de los animales en cuanto a capacidad intelectual. 

Implantan con éxito un oído artificial invisible a dos personas


La intervención fue realizada por el médico vigués Manuel Estévez en el Hospital Fátima

El médico otorrinolaringólogo vigués Manuel Estévez acaba de realizar con éxito el primer implante de prótesis auditiva invisible de última generación que se lleva a cabo en la Comunidad Autónoma gallega y está también entre los cinco primeros de España. El médico otorrinolaringólogo vigués Manuel Estévez acaba de realizar con éxito el primer implante de prótesis auditiva invisible de última generación que se lleva a cabo en la Comunidad Autónoma gallega y está también entre los cinco primeros de España. Manuel Estévez forma parte del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Meixoeiro, de Fátima y de la clínica privada Mestgar.

El implante lo realizó en el Hospital Nuestra Señora de Fátima, que cuenta con la más avanzada tecnología para llevar a cabo esta intervención. Junto a él participó el doctor Gisbert, que es responsable del Servicio de Otorrinolaringología en un hospital de Alzira. Los implantados fueron dos gallegos, una mujer de 40 años y un hombre de 45 años, que presentaban desde la infancia pérdida auditiva neurosensorial severa en ambos oídos.
El implante, conocido como Carina G4 de la marca Otologics, es como un oído artificial invisible y dispone de un revolucionario sistema para amplificar el sonido de una forma más natural que el audífono convencional. Además de esto, permite ganar en estética porque se implanta debajo de la piel y su cicatriz apenas se aprecia gracias al cabello.
Por el momento, el Servicio Galego de Saúde (Sergas) de la Comunidad Autónoma gallega no costea este tipo de cirugía, mientras que en otras comunidades autónomas de España si se está ofreciendo esta posibilidad a los pacientes.
Por ello y tras realizar con éxito las primeras intervenciones en el Hospital Nuestra Señora de Fátima, Manuel Estévez valora la posibilidad de pedir autorización a la Gerencia del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) para poder llevar a cabo futuras operaciones en los centros públicos del Sergas.
La duración de la cirugía está en torno a las dos horas y se realiza bajo anestesia general. ‘Dicho procedimiento quirúrgico estándar no supone la desarticulación de la cadena osicular, es decir, conserva la anatomía del oído medio, siendo un procedimiento totalmente reversible’, indica el doctor Estévez.
Este médico vigués se licenció en la Universidad de Navarra (Pamplona), es miembro numerario de la Sociedad Española y Gallega de Otorrinolaringología, y es fundador de la Sociedad Otorrino Hispano Alemana. Por otro lado, antes de su llegada al Hospital Meixoeiro de Vigo Manuel Estévez había trabajado en el Hospital de la Paz de Madrid, en la Clínica Ruber, en el Hospital Clinic de Barcelona y en el Central de Asturias, así como en el prestigioso ‘House Ear Institute’ de California, en Estados Unidos. Ahora es experto en el implante de esta prótesis y solicita al Sergas la posibilidad de introducir esta operación en Galicia.


Fuente: Diario Atlántico

Un 90% de los mayores de 65 años con problemas de oído no usa audífono aunque se lo recomienden


La mayoría se niegan a comprarlo y, de hacerlo, apenas lo usan


El 30 por ciento de las personas de más de 65 años padece algún tipo de disfunción auditiva y, pese a que en la mayoría de casos se necesita algún tipo de adaptación protésica como el audífono, la mayoría (en torno a un 90 por ciento) se niega a usarlos, según ha reconocido la psicóloga Carmen Abascal, directora de la Asociación Clave, una asociación para la atención a la deficiencia auditiva.
Según esta experta, coincidiendo con el Día Mundial de la Sordera que se celebra este sábado, 25 de septiembre, cuando se recomienda el audífono "sólo un pequeño porcentaje los adquiere y, de esos, también hay un pequeño porcentaje que lo usa". De hecho, añade, "apenas un 10 por ciento lo usa habitualmente".
El motivo de esta falta de uso no se conoce aunque, según comenta Abascal, en declaraciones a Europa Press, puede deberse a que son personas que, cuando se les recomienda el uso del audífono, "ya llevan mucho tiempo con mala audición y esto dificulta su adaptación al aparato".
Igualmente, hay afectados que reconocen que se deben bajar los precios de estos dispositivos u ofrecer ayudas para su adquisición, mientras que el poco cumplimiento de las recomendaciones también puede estar asociado un "cierto estigma social".
"Es la deficiencia invisible", asegura Abascal, reconociendo que existe falta de concienciación de que se trata de un problema asociado a la edad, al igual que algunos problemas de visión. "Sin embargo, los fallos de la vista están perfectamente asumidos por la sociedad y los auditivos no".
Sin embargo, la directora de Clave asegura que estos problemas de adaptación a los audífonos no son frecuentes a otras edades, como en la adolescencia, una población en la que en los últimos años se había vivido un aumento de problemas auditivos por el uso de reproductores de música a volúmenes elevados.
"La exposición a ruidos intensos hizo que aumentasen los problemas auditivos entre los jóvenes, si bien el hecho de que las nuevas normativas obliguen a los mp3 y mp4 limitar la potencia ha ayudado a combatir este problema", ha señalado.


Fuente: Europa Press

Los MP3 y iPod pueden dañar nuestra audición




LLa Comisión Europea (CE) reunirá la próxima semana en Bruselas a consumidores, expertos y representantes de la industria para analizar posibles medidas con el fin de reducir los daños auditivos que causa el uso a gran volumen de reproductores de MP3 y otros dispositivos portátiles para escuchar música.

Según Bruselas, entre 50 y 100 millones de europeos usan a diario reproductores portátiles de música, producto que se ha multiplicado en los últimos cuatro años.

Para evitar daños en el aparato auditivo, existe una norma europea de seguridad que limita a 100 decibelios el volumen máximo de los reproductores portátiles.
Sin embargo, las autoridades advierten de que la exposición prolongada a altos volúmenes dentro de esos límites puede tener también consecuencias.

Según el comité científico de la UE, si un usuario escucha durante cinco horas semanales música con auriculares a volumen alto (por encima de 89 decibelios), se calcula que entre el 5 y el 10 por ciento de los usuarios lo hacen, corre tras cinco años el riesgo de sufrir pérdidas auditivas permanentes.

Fuente: Agencia EFE


La opinión del experto

En 1997 la OMS (Organización Mundial de la Salud) fijó en 65 decibelios el umbral fisiológico de ruido tolerable para las personas. El volumen máximo de un mp3 es de 112 decibelios, unos 5 decibelios más de los que produce un avión al despegar.
Los otorrinolaringólogos alertan de una nueva modalidad de sordera; la denominada ‘sordera del mp3’, puesto que escuchar música con estos reproductores, a un volumen demasiado alto y de forma habitual puede provocar daños irreparables. Algunos estudios demuestran que el 20% de la población de entre 12 y 19 años tiene la misma pérdida auditiva que sus padres.
Los expertos aseguran también que hacerlo a más de 89 decibelios ya puede causar problemas auditivos irreversibles. Además, los auriculares intracanales son peores que los externos, ya que los primeros están más cerca del oído interno.
Jóvenes y adultos relacionan la sordera con personas mayores, tópico que retrasa el tratamiento de los problemas auditivos. Actualmente, los audífonos se implantan a partir de los 60 años, pero los especialistas auguran que se rebajará hasta los 40.


Nuestros consejos

Al escuchar música con auriculares, el volumen debería ser tal que permita al mismo tiempo mantener una conversación sin gritar con alguien que no esté usando auriculares. Se recomienda escuchar música durante una hora cómo máximo, a 60 decibelios y descansando luego 60 minutos.
Un zumbido o un pitido constante es el primer síntoma de que algo no va bien. Otro indicador es cuando escuchamos pero no entendemos lo que se habla.
Algunas pruebas para evidenciar daños auditivos son la audiometría, la logoaudiometría o la acufenometría. Es recomendable acudir al especialista una vez al año para detectar posibles pérdidas auditivas antes de que sean mayores e incorporar prótesis auditivas, audífonos, si es preciso.

El cuidado de los oídos


Los oídos son órganos que nos ayudan a relacionarnos con el mundo y con nuestros semejantes. Por lo que es importante que los cuidemos. Pero, un cuidado incorrecto, es perjudicial y puede provocar incomodidades de taponamientos de oídos, (pérdidas momentáneas) enfermedades, infecciones bacterianas e incluso lesiones como perforaciones de tímpano.

Las cavidades de nuestro cuerpo, están recubiertas de glándulas que segregan substancias que nos protegen, impidiendo el acceso a cuerpos y organismos extraños, cómo el polvo o gérmenes o dificultan su propagación.  Las glándulas, que junto con los folículos pilosos tapizan el interior del oído, segregan cerumen primero de forma de aceite que se seca formado cera. Ésta por efecto de los folículos, y por la producción continua del aceite va avanzando hacia el exterior de forma natural. Por lo que de forma general,  simplemente se tiene que dejar que el oído realice su propio mantenimiento.

Simplemente debemos lavar los oídos con agua en la ducha y secarnos las orejas con una toalla suave.
El cerumen adquiere mayor volumen con el agua y puede ocasionar taponamientos, que producen una mengua auditiva y que observamos con más frecuencia en verano, que es la estación en que más disfrutamos del baño. Si el tapón se extrae con un simple lavado externo, la audición se recupera.
También es conveniente saber que hay personas más propensas a los taponamientos porqué producen más cerumen de lo habitual, o más sensibles a infecciones, en estos casos es conveniente visitar al médico especialista, el otorrinolaringólogo. (Oto oído, rino  nariz y laringo, de laringe, es decir el médico que estudia y cuida el oído, la nariz y la laringe).
Lo que no debemos hacer, aunque es una práctica muy extendida, es la introducción de  bastoncillos de algodón, que pueden comprimir el cerumen e introducirlo en el canal interior.
Tampoco debemos inyectar líquidos en los oídos, o humos, con la quema de conos de papel, que dañan el tapiz interno del oído.